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La pasión por las técnicas tradicionales y el gusto por los objetos hechos a mano, convirtieron en realidad el sueño de Carolina Vélez de crear la marca Oropéndola. El origen de este nombre es producto de una minuciosa selección que encierra el orgullo de ser colombiana y la necesidad de dar a conocer los múltiples saberes manuales, revitalizados a través del diseño.
Sin lugar a dudas, el sello distintivo de sus prendas de vestuario y joyería radica en el protagonismo visual que las caracteriza:
“Son únicas, puesto que empoderan a la mujer por su volumen, lenguaje y expresión. Una pieza de Oropéndola es como combustible para el espíritu, embellece y exalta a la persona. Son táctiles y están ahí no solo para verlas sino para sentirlas y vivirlas”, confiesa la diseñadora paisa.
Ella sabe con certeza quiénes son la fuerza motora de su marca, los artesanos, que dan vida a las creaciones plasmadas previamente en el papel.
“Creo que lo más emocionante es ver el cambio en el estilo de vida de ellos y sus distintos progresos desde que realizamos este trabajo conjunto”. Y, por supuesto, la respuesta satisfactoria de sus clientas, que la impulsan a continuar creando y explorando distintas posibilidades, tanto para la imagen del diseño colombiano como con su propia empresa.
Artículo tomado de Caras.
